lunes, 7 de septiembre de 2009

Una chica con sueños por cumplir


Hoy comienza por Telefé una nueva comedia juvenil que la actriz ideó, escribió y produce junto con su marido Guido Kaczca

Desde hace tres meses, Florencia Bertotti viene grabando con todo los episodios de Niní , comedia juvenil que a partir de hoy pondrá en el aire Telefé, de lunes a viernes, a las 18.
La ex protagonista de Floricienta trabaja con un entusiasmo por el cual no influyen en su ánimo ni el frío (pues en una escena tuvo que tirarse al Río de la Plata un día de los más desapacibles de este invierno) ni las extensas horas que debe pasar frente a las cámaras, dado que sus jornadas de trabajo duran entre 10 y 12 horas.
"Para una tira como ésta, en la que hay chicos y escenas en las que se rompen cosas, otras se incendian o se inunda todo, hay que seguir un ritmo muy exigente. Por suerte, se armó un equipo muy bueno. Decir esto parece un lugar común, pero en este caso es verdad. Trabajamos en un ambiente muy lindo, muy divertido. Estamos todos muy movilizados y todos aportamos para todo, con mucho entusiasmo, sin medir demasiado el esfuerzo", cuenta la actriz, quien también es, junto con su marido, Guido Kaczca, creadora y productora de este proyecto.


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-¿Cómo surgió la idea de hacer este programa?
-Yo estaba embarazada de tres meses de mi hijo Romeo. Llena de felicidad, en una burbuja, y era como el momento ideal para ponerme a escribir este proyecto del que siempre hablábamos con Guido. Nos pusimos entre los dos a darle forma a esta idea, con la premisa de armar aquello que nos gustaría, más allá de que después se pudiera hacer o no. Cuando teníamos algo ya armado, nos sentamos con Gabriela Fiore, una de las autoras, y con ella fuimos modificando ciertas cosas. Descartamos algunas, incorporamos otras, hasta conseguir lo que queríamos. Fue un proceso que fuimos haciendo casi sin darnos cuenta. Pero mirando hoy, en perspectiva, podemos ver lo mucho que trabajamos para salir al aire.

-¿Hubo que resignar muchas cosas para que lo aceptaran?
-No; por suerte, no hubo que resignar nada que fuera fundamental. Cuando íbamos avanzando, dudábamos de que a alguien le fuera a interesar, de que los actores se sumaran, porque es la primera vez que nosotros producimos algo. Es cierto que Guido produce El último pasajero, pero es la primera vez que nos largamos a hacer algo de ficción. Pero ver que la gente se prendía y nos daba su confianza fue una sensación muy linda.

-¿La elección del género tuvo que ver con que te gusta o con que tenés mucha experiencia en él?
-Nunca tuve una estrategia para diseñar mi carrera o para ir eligiendo los papeles que hacía. Siempre me manejé haciendo lo que me gusta. Creo que, si no lo hago así, no me saldría bien. En el caso de Niní, el género surgió espontáneamente porque es lo que me gusta. Quería contar la historia de una familia formada por chicos adoptados, de distintas razas, y en la que, aun así, todos se sintieran integrados. Por otro lado, quería hacer un programa que tuviera canciones y bailes, dos cosas que me di cuenta de que me gustan más de lo que imaginaba.

-¿Cómo se integran las canciones a la historia?
-Son la manera que tiene Niní de imaginar sus fantasías y desear que las cosas le salgan bien. Aparecen no porque el personaje sea cantante o tenga un grupo musical. Son simplemente su forma de soñar.

-¿No te intimida un poco tener que competir con Cris Morena?
-Específicamente, con Cris no competimos porque estamos en el mismo canal en diferentes horarios, una a continuación de la otra. Por otro lado, es una persona a la que quiero mucho, a la que admiro muchísimo; es una número uno, con un talento y una capacidad admirables. Lo que hace es de una calidad enorme, perfecto. Ni me imagino poder ponerme a competir con lo que hace ella.

-A eso me refiero. Hacen un género en el que ella es muy fuerte...
-Me parece que lo que vale es la diversidad de miradas. Creo que si uno se pusiera a pensar que lo que quiere hacer ya lo hizo alguien y lo hace muy bien, se quedaría paralizado y no haría nada. Que Cris haga lo que hace, con la calidad que lo hace, es muy bueno porque nos obliga a nivelar para arriba.

-¿Extrañabas trabajar?
-No. Es que tampoco es que estuve todo este tiempo sin trabajar. Al terminar Floricienta, hicimos una serie de giras. Después me casé, tuvimos a Romeo y enseguida empecé con este proyecto. Lo que sí, el día antes de volver a grabar me parecía que no lo iba a poder hacer. Pero en un punto te das cuenta de que actuar es como andar en bicicleta.

-Te habrá costado también despegarte de Romeo...
-No me puedo despegar. Me voy a las siete y media de la mañana, con un puñal en el corazón porque lo dejo. Grabo toda la mañana. Al mediodía me lo traen y comemos juntos, y se queda en el estudio conmigo. A la noche, cuando volvemos a casa con Guido, lo bañamos juntos. Es un ritual sagrado. Después, una mamadera, y a las diez ya se va a dormir. Con Guido duramos un poco más, pero al rato también caemos fritos. Es mucho trabajo.

-Entonces de hacer teatro si esto es un éxito, ni hablar...
-Eso habrá que verlo en su momento. Primero, el programa tiene que funcionar.



Historia de ternura e integración racial

"Niní es una típica chica que se siente menos de lo que es, a la que las cosas no le salen. Tiene buena voluntad, pero todo lo que encara nunca cubre las expectativas que ella espera y que los demás esperan. Por eso siente que desilusiona a todo el mundo, particularmente a su abuelo, que es la persona que más quiere en el mundo. Por un lado es una persona optimista, pero al mismo tiempo todas estas circunstancias la vuelven apocada", cuenta Bertotti de su personaje.
La protagonista de esta historia es en realidad Nina Gómez, la nieta del jardinero de una embajada (Pablo Nápoli), cuya vida se altera con la llegada del nuevo embajador, Tomás Parker (Federico Amador), un joven estructurado y distante. Parker llega a la mansión acompañado por su ambiciosa secretaria Celina (Paula Morales) y sus cuatro hijos adoptivos, que por haber nacido en distintos países, forman una familia heterogénea y muy particular. Niní rápidamente se encariña con los niños, pero deberá superar varios inconvenientes para poder permanecer en la embajada junto a ellos. Al punto que termina por disfrazarse de hombre y convertirse en Nicolás, el nuevo chofer del embajador.
Además de los nombrados anteriormente, en el elenco figuran Esteban Meloni (Víctor, el hermano menor de Celina), Juan Manuel Guilera (Martín, 17 años, el hijo mayor de Tomás), Sheyner Cristian Dias Gómez (Chama Chan, 9 años, hijo de Tomás), Melanie Chong (Chow, 15 años, hija de Tomás) y Iara Muñoz (Sicilia, 6 años, la hija menor de Tomás).

Fuente: La Nación

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